domingo, diciembre 16, 2007

Para no olvidar

La matanza de la Escuela Santa María fue un hecho que en su tiempo mucha gente no quiso reconocer. Esto sucedió a comienzos del siglo XX, durante el gobierno del Presidente Pedro Montt. El sueldo de los trabajadores, en vez de ser pagado en dinero, les era dado en fichas que solo eran canjeables en pulperías que también le pertenecían a los dueños de las oficinas salitreras. Esto generó un monopolio, porque las fichas dadas a los obreros no tenían valor fuera de las pulperías autorizadas, y esto hacía que ellos no tuvieran la posibilidad de comprar en lugares donde la mercancía fuera más barata. Este tipo de situaciones llevó a los trabajadores a organizarse para pedir lo que querían: dignidad.

Los obreros, al no ser escuchados ni tomados en cuenta, decidieron dirigirse a la ciudad de Iquique para presionar al gobierno y para ser tomados en cuenta. El enorme movimiento de obreros llegó a Iquique el día 15 de diciembre de 1907. Los obreros fueron alojados en la escuela fiscal “Domingo Santa María” donde se les proporcionó comida y alojamiento. Pero en Santiago, el Presidente Pedro Montt y su gobierno no veían con buenos ojos el levantamiento obrero, y decidieron ocupar la fuerza para disolver esta huelga. El día 20 de diciembre las fuerzas armadas, comandadas por el General Roberto Silva Renard, dispararon a un grupo de obreros que se dirigían hacia el puerto. Ya se podía ver, en ese mismo día, que ninguno de los dos bandos cedería. El día 21 de diciembre de 1907 se produjo el momento final de este conflicto, debido a que el diálogo no pudo contra las armas. A las 15:45 horas, con un disparo, el general Roberto Silva Renard dio la orden de ataque. Miles de obreros fueron acribillados a balazos. Se calcula que eran 10.000 pampinos y que 2.000 fueron asesinados con metralletas, disparadas a 15 metros de distancia. Hay quienes dicen que la balacera no duró más de 3 minutos. Los cuerpos de los obreros fueron arrojados a fosas comunes y fueron olvidados por el gobierno, pero no por sus compañeros que comenzaron a recordar y conmemorar esta lucha año tras año.