Estado represivo
De un tiempo hasta ahora la brutalidad en las detenciones ha ido en aumento. La orden emanada desde Palacio parece ser la de causar el máximo de temor en los convocantes a marchas reivindicativas.
Desde la estudiante de la Cartografía de la UTEM, que resultara con el brazo fracturado al interior del bus policial de Fuerzas Especiales, pasando por la pierna fracturada a un trabajador luego de una manifestación pacifica en el centro de Santiago, a nuevamente estudiantes con heridas en brazos y piernas durante los desalojos de establecimientos en toma como los del Darío Salas, el golpe a un reportero gráfico en el ojo en Valparaíso para la Cuenta Presidencial, otra vez un golpe en un ojo a un profesor que terminó siendo detenido por "agredir" a la policía, el estado grave de la estudiante Carolina Angulo de la Universidad Austral luego del desalojo de su casa de estudios, las fracturas en los codos de los jóvenes de un liceo de La Pintana cuando eran desalojados, no es más que una seguidilla de hechos inaceptables, hechos que no podemos continuar dejar pasando.
Ya viene siendo costumbre en la policía el provocar situaciones, crear montajes, "cargar" a los detenidos con elementos varios o de hechos en los que los funcionarios aparecerán como víctimas. Lo que también viene reproduciéndose hace bastante tiempo, por parte de las fuerzas policiales, es el gasear a las personas que están detenidas al interior de los vehículos policiales o en los recintos de detención, lo que constituye claramente un hecho de tortura. La brutalidad que ejercieron contra un grupo de Apoderados de diversos liceos que expresaban su solidaridad con sus hijos y fueron detenidos, golpeados y gaseados, la detención violenta de jóvenes de la Universidad de Humanismo Cristiano que desarrollaban un funeral simbólico de la Educación por la vereda, sin entorpecer el tránsito, no son más que manifestaciones de un Estado fascista.
No olvidemos que el rol que juegan hoy las policías no es más que el de velar por el orden dejado por los regímenes dictatoriales. Para eso la otrora Escuela de las Ameritas (hoy Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica), no sólo "capacita" a militares, desde hace un tiempo prepara en luchas antisubversivas a personal de las policías latinoamericanas, a fin de mantener "el orden" en las calles de nuestras ciudades, orden que sabemos bien con que métodos es mantenido.
El Estado neopinochetista no busca más que afianzar su poder, a sus funcionarios e intenta mediante estos procedimientos, más que reñidos con una conducta democrática de un país que se jacta de respetar o garantizar los derechos humanos, trata de afianzar a su nuevo jefe policial, así de esta manera marcar que la institución e institucionalidad continúan siendo las mismas, aún luego de la muerte de Bernales. Bachelet muestra a su Gordon.
Pero es esta un arma de doble filo, el régimen de Bachelet y sus vociferantes voceros, no han tomado en cuenta que con toda esta presión el pueblo ha comenzado a perderles el miedo, que ha comenzado a organizarse para enfrentar a esta mascarada de democracia y que a más represión la respuesta será: mayor movilización.
Anonimo.